Menopausia y suelo pélvico

La menopausia es un proceso normal en el desarrollo de la mujer que suele marcar el fin de una etapa y el inicio de otra y que suele aparecer entre los 45 y 55 años de edad.

Se conoce como una «falta de menstruación» durante un período de más de 12 meses a causa del fallo ovárico, es decir, el ovario deja de producir óvulos de forma progresiva dando como resultado una disminución en la producción hormonas, como son el estrógeno y la progesterona.

Durante este período, se producen una serie de cambios físicos y hormonales, que dan lugar a diferentes síntomas como son:

  • Sangrados irregulares
  • Variaciones en el flujo
  • Sofocos
  • Sudores nocturnos
  • Cambios de densidad ósea
  • Cambios en el estado de ánimo
  • Insomnio
  • Disminución del tono, fuerza y elasticidad en los tejidos

 

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¿Qué le ocurre a nuestro suelo pélvico?

Al encontramos con unos niveles bajos de estrógenos, se genera una debilidad progresiva de la musculatura del suelo pélvico y una atrofia de su tejido conectivo debido an la falta de colágeno. Esto puede condicionar a la mujer a sufrir problemas como incontinencia urinaria, prolapsos  (descenso de órganos) y problemas en las relaciones sexuales debido a una  falta de lubricación, disminución de la libido y falta de elasticidad en los tejidos, lo que puede generar una disfunción sexual (dispareunia,  vaginismo o anorgasmia)

¿Cómo podemos mejorarlo?

La primera estrategia para evitar los problemas de suelo pélvico es la prevención, sobretodo en momentos clave de la mujer como es la menopausia. Es importante incorporar hábitos saludables como son la realización de ejercicio físico moderado evitando los deportes de impacto acompañado de una dieta adaptada para evitar el sobrepeso y el estreñimiento, además de realizar ejercicios específicos fortalecer la musculatura del suelo pélvico.

Es conveniente la valoración por parte de un fisioterapeuta especializado en suelo pélvico que valorará el estado de la musculatura abomino-pelviana para detectar si existe alguna disfunción o simplemente, para ayudarnos a prevenir la sintomatología asociada a esta nueva etapa.

 

Desda la fisioterapia podemos ayudar mediante la realización de ejercicios específicos para el fortalecimiento de esta zona mediante:

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  • Ejercicios de Kegel, realizados en diferentes posiciones para prevenir las disfunciones de suelo pélvico derivadas de los cambios hormonales y que afectan debilitando los tejidos. Estos ejercicios nos ayudan a tener un mayor control sobre los esfínteres y a mejorar la función de soporte para prevenir y mejorar los prolapsos.

 

  • Gimnasia abdominal hipopresiva, mediante un trabajo postural y respiratorio combinado con apneas para fortalecer la musculatura profunda del abdomen y mejorar así problemas de pérdidas de orina y el descenso de órganos.

 

Por otro lado, también resulta interesante el uso correcto de la bola china para conseguir una musculatura competente, ya que ayudan a mejorar el tono y la fuerza de la musculatura del suelo pélvico y su uso continuado  puede mejorar considerablemente la irrigación sanguínea y la lubricación de la vagina mejorando así la función sexual, aunque no siempre están indicadas.

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En casos de sequedad vaginal y de pérdida de elasticidad de los tejidos, también podemos realizar masaje perineal utilizando lubricantes específicos o con un masajeador personal.

 

Desde el punto de vista sexual, uno de los mejores ejercicios para trabajar el suelo pélvico es el propio orgasmo, ya que se produce una contracción involuntaria de la musculatura del suelo pélvico en el momento de llegar al clímax, mejorando la circulación sanguínea y la lubricación, evitando así la atrofia vaginal.

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«Es importante mantener una vida sexual activa»

Georgina

 

 

 

 

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